viernes, 18 de marzo de 2011

Se puede.

ARTÍCULO SEMANAL.

Lunes 18 de Marzo del 2013.

Se puede, y con Él, más.


Pensaba en un suceso doméstico que hace unos años me compartía un amigo en Puerto Rico.

Cuando muchacho, un día mientras pasaba por el frente de la casa de un conocido, éste le llamó; necesitaba que alguien le ayudara a pasar una cuerda por una rondana.
Llevándolo al patio trasero de la casa, le señaló la rondana y le extendió la cuerda a mi amigo. Viendo la altura del tubo y considerando que la rondana estaba instalada muy arriba, dudó que fuera capaz de trepar, y de inmediato dándole la explicación a aquel hombre de que era difícil tarea la que pedía, se negó. Haciendo una pausa, el hombre le dijo, mientras señalaba hasta cierta altura del tubo: - Yo lo intenté, y llegué a subir hasta allí.- El muchacho calculando la elevación y comparando el volumen físico del que le pedía el favor, que era bajito y gordo, pensó- Si él, con ese peso, llegó hasta allí, yo, que soy delgado y ágil, puedo llegar más lejos.- Y tomando la cuerda entre sus dientes, comenzó a trepar, hasta que llegó a lo alto, amarró la cuerda en la rondana y bajó de inmediato.

Con una explosiva risa, el hombre le agradeció el favor, mientras que a la mirada sorprendida de mi amigo, le respondió- Yo ni siquiera lo había intentado. Inventé lo que te dije.-

Mi amigo había tenido dos pensamientos: ¨No puedo¨, y, ¨puedo¨.

Pero si negándonos a una mirada simple, tomamos como objeto de análisis este ¨trivial¨ incidente, podemos extraer verdades relacionadas a la conducta humana.

Él, a quien llamaré ¨Julio¨, contempló la distancia entre el suelo y la altura del tubo, y la declaró ser una misión imposible. Tenía de frente una información recién adquirida que de seguro era como un gran rótulo anunciando ¨Altura¨, y tenía otra información respecto de sí mismo; de su físico, su resistencia, agilidad, tolerancia a la altura, etc. y los resultados al final de su cálculo mental, realistas o infundados, fueron que él no tenía lo que se necesitaba para lograr tal tarea.

¿Suena familiar?

Lo que le dijo aquél hombre, inmediatamente puso a ¨Julio¨ a hacer otro análisis.

Miró el físico de aquel hombre, y la realidad le informaba que definitivamente no contaba con lo que facilitaría subir a la parte alta de un tubo; sin embargo, a pesar de las limitaciones logró elevarse a un buen nivel. Su segundo análisis mental fue, -Si él, con ese peso pudo llegar hasta allí, pues no es difícil después de todo y comparándolo a mi físico estoy favorecido para superar la distancia que este hombre alcanzó.-

¿Conclusión?´- Sí puedo.-  Y lo hizo.

¨Julio¨ podía, tenía lo que se requería aún antes de escuchar la historia ficticia, y si bien sus ojos no le engañaban respecto a la altura del tubo, su propio concepto de lo que podía hacer él, no fue muy certero. Necesitó una ¨información¨ extra para dar crédito a sus posibilidades físicas.

Este es uno de esos temas que apasiona desarrollar. Tema que pudiera entrar en títulos como: ¨La negatividad humana¨, ¨Subestimándonos a nosotros mismos¨,¨ El poder de las palabras¨, ´La falta de fe en sí mismo¨, etc.

Lo cierto es que es pan de todos los días y de todas las latitudes, minimizar y minimizarnos con palabras y pensamientos, el potencial humano.

Existe la verdad objetiva; la realidad de lo que es. El verde es verde, el sol calienta, los gatos no ladran, un hombre no puede volar batiendo los brazos, y así, nuestros sentidos, observación y experiencia nos llevan a aceptar verdades inquebrantables.

Eso es normal y sano.

Existe la verdad subjetiva; la deducción particular que hace el individuo de lo que percibe. En esto participa mucho, obviamente, la opinión personal. Lo que uno cree que es, o siente que es. Pero es acá, adonde uno, como humano finito, puede errar en lo que concluye y no ser justo en su dictamen.

Hay cosas que sí somos capaces de realizar, en esa verdad objetiva, pero según nuestro juicio propio, no lo somos. He conocido gente talentosa, considerarse ellos mismos inútiles y desperdiciar herramientas valiosas de dones naturales; herramientas por las que otros pagarían para adquirirlas, de ser posible.

¨Julio¨ tenía lo que se requería, pero concluyó por unos instantes, que no lo tenía. El hombre que le pidió el favor, observando y conociendo al joven, creía que sí podía cumplir con la tarea.

También he conocido en lo personal y por la lectura de la historia y las noticias, a personas a las que quienes le rodeaban, no daban crédito a sus capacidades, mas ellos, sí. Y han llegado a asombrar con sus logros y superaciones.

Dios ha dado, en su generosidad, recursos y habilidades al hombre para emprender obras, proyectos y lograr metas.

En la primera parte de un consejo salomónico dice: Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas... Eclesiastés 9:10a (Biblia)

Indica que hay posibilidades natas en el hombre, dadas por Dios, e invita a utilizarlas. Claramente, hay que enfatizar que es según la fuerza, la capacidad, o el recurso que se posea. Decir que no se tiene esa fuerza, teniéndola, es propio de quien por las razones que sean, está envuelto en una actitud negativa.

Por otro lado, decir que se tiene el doble de las fuerzas de las que en realidad han sido concedidas por el Creador, es propio de quién ha entrado en una nube de percepción ilusoria, y cuando la verdad subjetiva se casa con la percepción ilusoria, se engendran extremos que llegan a ser hasta peligrosos.

Se dice en el humanismo, que el hombre todo lo puede. Que todo lo que el hombre se proponga hacer, es realizable. Y con toda la porción de buena intención que pudiera haber en tal estribillo, por no ser verdaderamente así, de que el hombre todo lo puede, descubrimos en la mezcla una cantidad significativa de soberbia.

No, el hombre no lo puede todo. Por eso el mismo Salomón se aseguró de especificar sobre los límites existentes en la capacidad humana.

Ahora, un hombre sabio, como lo fue él, reconocería una tercera cosa: Dios todo lo puede.

Pablo, hombre sabio, de observación analítica, de espíritu férreo y de empeño en su misión, reconoció en esa tercera observación una nueva posibilidad:
¨Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.¨  Filipenses 4:13 (Biblia)

Esta posibilidad forma parte de la verdad objetiva. Aunque no es percibida o aceptada por una mayoría de la humanidad, está adherida en esencia en los logros de muchas personas, no sólo en el campo de la empresa cotidiana, pero en el de la lucha externa e interna.

Está al alcance de cada ser humano, funcionar dentro de la realidad existente, con el corazón encendido de esperanza, a pesar de una corriente humanista y fatalista que promueve en su filosofía los extremos. Sólo basta con pedir lo que inicia esa llama de vida en el oscurecido corazón humano: ¨Ayúdame Señor a lograrlo.¨



M. Erskine Rivera
   Marzo 2013

Copyright 2013 M. Erskine


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