viernes, 11 de marzo de 2011

Nuestras protectoras y protegidas esferas.

ARTÍCULO SEMANAL.

Lunes 11 de Marzo del 2013.

Nuestras protectoras y protegidas esferas.


Hasta hace unas semanas, era un extraño que al igual que yo, esperaba en esa esquina el autobús, en horas de la noche. Una iniciativa que tomara de preguntarle algo, fue dándole una forma familiar en mi percepción, a aquel hombre. Semanas después, sé que es natural de Bangladesh, su esposa falleció hace pocos años, sus hijos viven en su país natal, tiene más de 60 años y quiere cambiar de trabajo.

Los seres humanos, por experiencias y cierto grado de intuición, en lo natural, creamos círculos a nuestro alrededor. Círculos que definen quién puede acercarse y a qué distancia, y en donde ubicamos al prójimo dependiendo del trato y del tiempo.

Lo ilustro sirviéndome de esta imagen:

En la esfera íntima, desde que vamos entrando en conciencia del mundo a nuestro alrededor, ¨contenemos¨ inicialmente a nuestros padres. Estas esferas ilustran el trato, relación y cercanía que interpretamos tener con nuestros semejantes. 

En ese espacio íntimo, llegamos a incluir parientes en general e incluimos a personas que alguna vez nos fueron desconocidas y que llegan a ser especiales para uno, como en el noviazgo, por ejemplo. 

Es temprano en la etapa de la adultez, donde la mayoría ya ha definido en qué esfera o círculo ha ¨establecido¨ a sus semejantes.

Si lo fuera a delimitar sería algo así:

1- Círculo íntimo: Padres, hermanos, cónyuge o enamorado, hijos, parientes 
    en general (selectivamente), y ciertos amigos. 
2- Círculo familiar: Parientes y amigos. (Llamamos a alguien amigo, cuando 
    ya existe un grado probado de confianza y de áreas afines primordiales 
    para uno.)
3- Círculo cercano: Ciertos vecinos, amistades del barrio, compañeros de  
    estudio, labores, de club u organizaciones y gente que nos prestan 
    servicios médicos, técnicos, sociales, etc. y que por los años de trato, 
    halamos hacia esa esfera.
4- Círculo conocido: Vecinos, gente del barrio, de la escuela o el trabajo y 
    hasta incluimos a personas famosas, aunque no haya trato con ellos ni 
    siquiera en esa esfera.
5- Zona de extraños: Gente a la que no vemos seguido o con quienes  
    tenemos poco o ningún intercambio de palabras. Esta la consideramos 
    ´zona roja¨.

Faltaría una zona más: la de los desconocidos. Ahí ponemos, en nuestra personal percepción, al resto del mundo.

En esas áreas delineamos nuestras relaciones con los demás. No lo hacemos pensando en ilusorias esferas, pero en práctica, dejan de ser imaginarias. ¿Han oído la expresión: Ellos forman parte de mi círculo de personas? ¿O expresiones parecidas?

Este es un tema que de por sí, toma espacio y tiempo exponer, por sus diversos ángulos y puntos, pero lo que quiero señalar en este artículo, de forma muy breve, es la conducta desdeñosa que tenemos a veces en el manejo de tales círculos, en nuestro cotidiano vivir.

Movemos a las personas de esos círculos, según progrese o se deteriore nuestra relación con ellos. Eso es lógico. Es un derecho nato, dada la conducta reprochable en la que ha caído la humanidad. Y por ende es una manera que tenemos los humanos para protegernos, proteger, beneficiar o beneficiarnos; y no siempre con intenciones malvadas o egoístas.

Pero, en la ¨administración¨ de tales esferas resultamos muchas veces, perdiendo. Como, por ejemplo, no queremos a veces ¨promover¨ a un extraño al círculo de los conocidos, sin ninguna otra explicación que no muestre ser egocentrista. No queremos quitar los barrotes que instalamos en esa esfera, aun cuando el espacio entre uno y ella, sea considerable, y nos privamos de conocer la dulzura que puede tener la anciana que cruza todo los días el puente de nuestro barrio. Encogemos el territorio que ocupa la esfera de los conocidos y decimos: No hay espacio para nadie más.

Una canción de un cantante chileno, dice en una de sus líneas:
 ... salir un día a la calle y en un acto de extravagancia saludar al vecino...

Lamentablemente, tiene razón. Se ha considerado práctica rara e incómoda para muchos en la sociedad, saludar a los extraños.

En estas últimas semanas, he tenido la oportunidad de ¨promover¨de extraños a conocidos, a varias personas. Y ellos han hecho lo mismo conmigo. Por lo menos, así parece.

Uno de ellos camina a su trabajo cada domingo, por el mismo sector que yo camino regresando del mío y a la misma hora. Él viene de allá y yo voy hacia allá. En el cruce intercambiamos impresiones acerca del clima, del ambiente laboral y la cultura. El intercambio no pasa de dos minutos, pero es grato. Semanas antes no había intercambio alguno. ¿Quién pudiera asegurar que ese hombre no tiene una gran historia que contar? ¿Cómo pudiera yo cerrarme a la posibilidad de que Dios quiere en alguna manera, servirse de mis labios para darle a ese ¨extraño¨ algún mensaje que él pudiera estar necesitando?, o, ¿alguna otra ayuda que pudiera brindarle? Hasta pudiera este hombre convertirse en un gran y fiel amigo. Las posibilidades son muchas y con cada ser humano es igual.

Claro, dada la caída del ser humano, también las posibilidades pueden inclinarse a ser perjudiciales. No pretendo con este tema exaltar la ingenuidad o indicar que no hay necesidad de armarnos de cautela, pero sí reconsiderar cómo manejamos esos círculos y notar si nos estamos tornando en personas socialmente frías.

Hay una esfera que no añadí, y en la que muchos han invertido ladrillo y concreto para construirla: La esfera de los enemigos.

Se puede evitar en lo personal edificar tal esfera, pero, no se puede decidir lo que otros construyen, ni si incluyen a uno en ella.

En un consejo dado por alguien, a quiénes muchos consideraron enemigo, por su mensaje y por su fidelidad al Señor Jesús, este hombre ejemplar dijo:

 ¨Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los     
    hombres.¨  - Pablo.  Romanos 12:18 (Biblia).

Pablo era un hombre cauteloso, pero también era conocedor de la naturaleza de Dios, de la condición del hombre y de la necesidad que tiene cada hombre, de su Creador.

Estuvo al acceso de la gente; sufrió en el proceso, y a la misma vez fue lleno de gozo. Abrió sus esferas para como él mismo dijera: ¨Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número
                   1 Corintios 9:19 (Biblia)

Continuando con la figura de las esferas, otros, de cinco esferas o zonas, han hecho sólo tres: Intimos, familiares y extraños. Dependiendo cómo se mire, eso puede resultar admirable o reprochable.

Es lunes, y hay tesoros en potencia a cada inicio de la semana laboral. Sí... personas que pueden inspirarnos, y que aún son extraños para nosotros, y personas difíciles, también extrañas, pero a las cuáles pudiéramos inspirar.

Si yo hubiera decidido pararme en otra esquina, cada una de esas noches, el hombre de Bangladesh, para mí conocimiento, no existiría. Ni él hubiese sabido que soy puertorriqueño y que me gusta la vida del campo.

Por cierto, entre diálogo y saludo, aún no sé el nombre del bangladesí.
Esa será mi tarea para esta semana.

Finalmente, no con todo aquél con el que nos relacionamos, llegamos a compartir la taza tibia de la amistad, en el cómodo patio de la esfera familiar, pero sí es posible a todos, aun en esferas distantes, dejarles sentir el calor que irradia la hoguera de un afable trato humano.


M. Erskine Rivera
   Marzo 2013

Copyright 2013 M. Erskine


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