jueves, 8 de abril de 2010

Descontento

ARTÍCULO SEMANAL.

Lunes 8 de Abril del 2013.

Descontento.


- ¿Cómo se dice?- Así enseñaron a uno de pequeño a manifestar gratitud en el mismo instante en el que había recibido un regalo de alguien, aparte de los padres. Y uno respondía- ¨Gracias¨.

Para nosotros, aprender a dar las gracias es relativamente fácil, lo que nos cuesta un poco es mantener la actitud de agradecimiento; que trascienda el momento, salvo en el caso de que se trate de regalos o favores fuera de lo ordinario. Pero lo que parece tomar tiempo y voluntad, lo que parece costarnos es aprender a vivir en contentamiento.

Cuando se inicia la época de la primavera, no me deja de llamar la atención y ponerme a pensar, una escena que cerca de mi casa presencio. Se trata de un vecino que con herramientas de jardinería y en cuclillas, atiende una sección frente de adónde vive, que no pasa de 15 píes de largo por 3 de ancho. En realidad es una pequeña franja de tierra, pero la atiende con tal esmero y cuidado, que no deja de inspirarme. Él no tiene más espacio labrantío que ése y aunque no puede sembrarlo de vegetales, por ejemplo, ya que está contiguo a una acera pública, lo cuida y lo embellece a su manera y dentro de sus posibilidades.

De las reflexiones que se asoman al ver a ese hombre ocupado con tan aparentemente insignificante espacio, una prevalece sin excepción: La de tener contentamiento. 

Fuera o no fuera eso lo que abriga ese hombre internamente, es casi inevitable pensar en cuántas pocas personas se esmerarían con lo que parece ser tan poco. Él, por ende, me lleva a pensar en cuando se tiene un corazón satisfecho; cuando no se está conteniendo la alegría por estar pensando que ésta será genuina cuando uno al fin posea tanto o suba alto, sino que deteniéndose a medir y pesar lo que sí se posee, por mencionar algo, la vida, ... agradece.

Recordaba aquella clásica fábula en la que una rana, que se sentía orgullosa de ser voluminosa, dejó de estar contenta cuando notó que una vaca que llegó para beber del río, era más grande que ella. Al final, la rana, creyendo que podría rebasar el tamaño de la vaca si tomaba mucha agua, terminó reventando.

De niño, la impresión que me daba de la rana cuando leía esa fábula, era que era tonta. ¨Ya era grande y por querer más, se murió. Qué tonta.¨

Lo que el autor del cuento ilustraba, es la realidad del descontento y de la insatisfacción humana.

En una época en la que la gente tiene, en países desarrollados, de tantas opciones de las cuáles escoger, uno esperaría ver el contentamiento a diestra y a siniestra, pero, no es así. Han habido escenas en las que algún jovencito ha tirado al suelo un teléfono nuevo, uno que le regalaron, porque éste no tiene funciones modernas, como el que vio en manos de un amigo. Hay padres que dándole todo lo que sus hijos pedían, esperando cosechar gratitud, consternados, han visto brotar los tallos del descontento en esos hijos. 





En repetidas veces cuando no se tienen muchas opciones, pero sí las que se necesitan, el capricho y el antojo se ausentan, y la actitud con lo que se tiene es más noble.

Una amiga me decía de cómo en su país natal, cuando se anuncia de algunas plazas en alguna factoría, las filas de personas interesadas en aplicar, pueden sumar los cientos. Se me ocurre pensar, de seguro a miles de kilómetros de ese país, en alguna otra factoría, pudieran darse conversaciones en las que un trabajador lamenta que el único trabajo que tiene es estar frente a esa mesa ensamblando.

Las perspectivas pueden modificar nuestro aprecio a lo que tenemos o en lo que estamos. De aquellos cientos que hacen la fila, los que llegan a ocupar las cinco posiciones disponibles, se han de sentir sumamente afortunados; aunque el trabajo consistiera en engrasar tornillos todo el día.

Probablemente tomaría el esfuerzo de llevar a las personas a conocer las condiciones en otros pueblos, para que aprendieran el contentamiento.

Durante un viaje que diera al Perú, un niño en un sector pobre, me mostraba con orgullo la habitación que le pertenecía: Un espacio pequeño con una cama hecha de un tablón sobre varias piedras y un suelo de tierra. Pensaba- A cuántos jóvenes les haría bien dar estos viajes.- Seguramente se adentrarían en el aula de ¨La Gratitud¨ y de perseverar, se graduarían con un bachillerato en ¨Contentamiento¨.

Una de las declaraciones que demuestran el grado de madurez en el que se halló el apóstol Pablo, en un punto de su vida dice así:
... No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.  Filipenses 4:11 (Biblia)

Un hombre de inicios privilegiados, pero que fue por el trato de Dios con él y su docilidad a ese trato, que pudo decir que había aprendido lo que tantos nos resistimos a aprender. 

Cuando Jesús en una de sus enseñanzas decía- ¨Considerad los cuervos... - y luego- ¨... considerad los lirios... ¨ invitaba a su audiencia a meditar en el cuidado de Dios sobre criaturas que valen menos que el humano, y con esto trataba el tema de la falta de fe y la abundancia de afán en el hombre. Pero además, vemos implícito el llamado al contentamiento en ese sermón en particular.

¿Qué nos pasa, cuando en vez de celebrar que amanecimos vivos y de meditar que no se debió a un accidente sino a la voluntad de Dios, abrazamos un aire de amargura? ¿Por qué miramos en los lunes el inicio de una batalla laboral y no la oportunidad de seguir forjando metas con el fruto de nuestro trabajo? ¿Por qué no entonar desde temprano alguna melodía en el tono de la gratitud, que a su vez, provoque silbidos de esperanza en otros?

Tal vez porque como la mayoría, pensamos que ese ¨cántico¨ será razonable darlo cuando tengamos lo deseado.

El Rey Salomón, bajo revelación divina y observación cuidadosa, declaró lo que vive el que se forra de aflicción y lo que vive el que vive en contentamiento de corazón:

  Todos los días del afligido son difíciles; mas el de corazón contento tiene  
  un banquete continuo.  Proverbios 15:15 (Biblia)


Un banquete continuo. ¿Exagerado? Sí, así suena para el que no la ha vivido.

Cuando en esta semana laboral, parezcan comenzar a asomarse en el corazón los vástagos de la ingratitud y el descontento, detente y medita en las palabras que dijera el Señor. Palabras que fueron preservadas para provocar en nosotros, generaciones postreras, la gratitud, la fuerza y vida que produjera en aquellos.

 ¨Hijitos... considerad¨.


M. Erskine Rivera
   Abril 2013

Copyright 2013 M. Erskine


2 Comentaron...¿te animas? :

Unknown dijo...

Gracias por comprati esto mi hermano y amigo Erkine. Que tan cierto es. Y el echo de mirar al espejo y querer ser lacia cuando se es china, mirar tu casay desear otra aun renegar de los hijos comparandolos sin cesar.. perdon Dios y gracias por todo lo que soy y tengo..

Erskine dijo...

Si... gracias, amado Dios.